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miércoles, 6 de mayo de 2015

Teodoro Petkoff y el coraje de cambiar










Alexis Ortiz.- Mis hermanos queridos Elías Antoni y Julio Sosa Pietri, me dijeron que Teodoro Petkoff no anda bien de salud y, desde luego, la noticia nutrió mis ya pobladas preocupaciones.

Una de las etapas de mi vida de rodar como bolita de purrete arrabalero, que recuerdo con más orgullo, es la de haber formado parte de una dirección nacional de partido en la que estaban Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Jacobo Borges, Manuel Caballero, Argelia Laya, Luis Bayardo Sardi, Freddy Muñoz, Joaquín Marta Sosa, Antonio José Urbina, Germán Lairet, Luis Hómez, Eloy Torres, Manuel Felipe Sierra, Jean Maninat, Carlos Raúl Hernández, Walter Boza, Alfredo Padilla, Carlos Arturo Pardo y otras luminarias (*).

Desde muy joven Teodoro mostró un arrojo que lo llevó a combatir la ominosa tiranía de Marcos Pérez Jiménez. Más tarde lo entusiasmó la lucha armada, hasta que descubrió la inutilidad de esa estrategia, para terminar en disputa con el auspiciador y financista del formato, Fidel Castro.

Su espíritu libertario no cabía dentro del precario dogma marxista-leninista, por eso se convirtió en lúcido crítico de tal modelo autoritario, por lo que el Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética lo declaró enemigo mundial del comunismo.

Con Pompeyo Márquez y otros atrevidos, Teodoro fundó el Movimiento al Socialismo (MAS) (favor no confundir con el aquelarre de Evo Morales en Bolivia). Aquel partido fue un intento emocionante de implantar un socialismo en libertad. Y para su mala fortuna, el insaciable populismo se lo tragó.

Teodoro Petkoff que ha escrito varios libros claves para entender la contemporaneidad, junto al irrepetible viejo Pompeyo, renunció al MAS cuando los astutos dirigentes de relevo del movimiento decidieron apoyar la fórmula encanallada del golpista Hugo Chávez Frías. “Yo los espero en la bajadita”, le dijo el sabio Teodoro a los que se entusiasmaron con el caudillo militar.

Antes Teodoro se atrevió a otro cambio cuando como ministro de Caldera, encaminó la vapuleada economía patria por las sendas de la libre competencia y la modernidad. Los que cambian son los que rompen paradigmas y tienen el coraje de dudar y, como tantas veces se ha visto, es la duda la que hace avanzar el pensamiento en el discurrir de la historia.

Chávez y Miquilena, que era para entonces su cancerbero, persiguieron a Teodoro hasta obligarlo a refugiarse en el abierto escondite del periodismo. Desde el diario TAL CUAL siempre procuró darle pistas inteligentes, a una opinión pública prisionera de la crispación y, no hay que olvidarlo jamás, humillada y aturdida por la hegemonía comunicacional del castrochavismo.

Teodoro brillante como líder político, escritor, orador, parlamentario y ministro, también se ha crecido como periodista democrático. Las agresiones de Castro antes, Chávez, Maduro y el narcogorila Cabello después, no lograron doblegarlo. Cercaron a TAL CUAL pero el diario sobrevive en los vastos territorios digitales.

Los premios María Moor Cabot de la prestigiosa universidad de Columbia (Nueva York), y, José Ortega y Gasset de el diario EL PAIS de Madrid, son señeros reconocimientos al Teodoro periodista, baluarte de la libertad de expresión, pero también al luchador perseverante de toda la vida.

Yo recuerdo a Teodoro en las reuniones de la dirección nacional del MAS, su estilo rotundo no lograba ocultar la pertinencia y brillantez de sus análisis. Y algo siempre me maravilló, es que él solía llegar en un viejísimo carrito Volkswagen y que, hasta un sempiterno pelabolas como yo, tenía un carro mejor que el suyo.

(*) También estaba en ese organismo de dirección, el desertor Eleazar Díaz Rangel.

AUTOR: Alexis Ortiz, periodista y activista político.
@alexisortizb

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